Luca: Todos los días me levanto y me esfuerzo por hacer las cosas bien, pero realmente tengo ganas de hacer algo muy malo.
¿Viste lo que le hicieron a Simón? Para mi ustedes son lo más grande que me dio la vida, son lo único para mí, yo daría la vida por ustedes.
Pero no aguanto más, no puedo resistir más, veo como los destruyen a todos, yo no puedo más. Pienso en Simón y veo como lo manosearon, como le tocaron su cabeza y me dan ganas de matar. No solo nos dividieron, sino que nos transformaron en personas divididas. Ya no somos de una forma, no somos nosotros, ni ellos ni nosotros. Continua...
Y por más de que nos esforcemos en ser mandalayos pacifistas es lo mismo hacer cualquier cosa, somos capaces de todo, podemos cantar una canción, poner una bomba, que nos da lo mismo. Y eso lo lograron ellos.
Nos fueron convirtiendo en personas contradictorias, fuimos perdiendo la integridad. Estamos tironeados por dos fuerzas opuestas todo el tiempo y eso no nos deja avanzar.
Vamos para atrás, nos hundimos en el fango. Acá hasta el más noble termina embarrado. Pero yo hasta hace unos meses sabía quién era, era Luca Francini, quería ser asistente social para ayudar a los chicos que no tuvieron ninguna chance como me pasó a mí. Pero hoy, no sé ni quien soy.
Estamos fragmentados. Somos una cosa, somos otra, somos ninguna. Y esto que dijo Kant a mí me pasó cuando era chico. A mí me agarró Franca y me llenó la pecera de un color muy distinto al mío, un color oscuro.
Después llegué al Hogar Mágico y Nico y Cielo me sacaron ese muro, pero ahí se mezclaron los colores, y yo la verdad ya no sé cuál es mi color. Y tengo voces que me hablan en la cabeza. Unas voces me dicen que tengo que resistir con amor, con paz, con compasión.
Pero hay otras voces que me dicen que tengo que matar a Luz. Es una tortura vivir así, con voces superpuestas en tu cabeza, sin saber si sos leche o jugo de remolacha.
Tefi: A mi pasa lo mismo, pero a otro nivel. Hay una parte de mí que sigue resistiendo hasta con alegría, pero hay otra parte que se quiere ir corriendo al NE, pedirle a Luz que me resetee y vivir en esa burbuja.
Sé cuál es la verdadera Tefi. Cada uno sabe cuál es el verdadero uno mismo, cuál es su parte luminosa y cuál es su parte oscura.
A veces hay que gritar, porque nuestra parte luminosa es también la más silenciosa, casi tímida. Entonces hay que ayudar a esa parte luminosa a que se imponga y que diga ‘acá mando yo’. Gritá, imponete, hacete oír. Mostrale a esa parte oscura quien manda, a veces hay que hacer un poco de lío. Gritá, gritá.
Nadie puede callar a nuestro yo verdadero. Por más que intenten silenciarlo, por más tímido que sea, siempre está ahí. La mejor parte de uno también es la más débil, la más calladita, entonces hay que ayudarla, hay que resistir.
Lo mejor de nosotros es nuestra parte sensible, y de tan sensible se queda muda ante el dolor, por eso hay que gritar. Porque si no gritamos, si no lo expulsamos, ese dolor nos puede terminar matando. Gritá, hoy, ahora, ya. Mañana puede que sea demasiado tarde.