Esperanza: Tratando de encontrar una salida a este laberinto se me ocurrió escribir cuentos para los chicos contándoles su verdadera historia, y me copé con la escritura.
Escribir te da la posibilidad de soñar nuevos mundos, otras realidades. El escritor trata de imitar la vida, pero la vida es el mejor de todos los escritores.
La vida va tramando las historias como quien hace una trenza cocida. La vida es un cuento que se escribe minuto a minuto, segundo a segundo. Buena escritora la vida, siembra historias que después cosechará, nada es azaroso. Destinos cruzados, finales abiertos, todo está en la escritura, y está todo desde el principio. Pero escribir, además de contar, es soñar con algo diferente, es imaginar un mundo nuevo y tener fe en que será posible.
En la escritura no hay nada lineal, no existe el camino más corto, escribir es buscar rodeos para llegar a donde queres llegar. Cuando desperté en este mundo no encontraba salida, me angustiaba, me deprimía, pero la vida me dio la escritura que es como este pico con el que boqueto y boqueo sin parar, buscando la salida, soñando que al final del camino será posible un nuevo mundo.
“Lo importante no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con lo que nos pasa” decía siempre mi papá. Un día desperté en este mundo de mentira, en este horror hermoso y de plástico, desperté para ver que nos habían robado la identidad.
Para una bólida como yo despertar en este mundo trágico fue el golpe de horno que necesitaba, el caramelito que me faltaba en el frasco, la bólida tuvo que madurar, crecer, y estar a la altura de salvar el mundo, mi mundo, nuestro mundo.
A la fuerza tuve que aprender a ser creativa, a buscar nuevas soluciones a nuevos problemas. Tuve que aprender a ser escritora para poder escribir una nueva historia, y para eso hay que ser muy creativo.
Porque ahí está el secreto ¿no? Agarrar lo que nos pasó y hacer algo nuevo con eso, agarrar el mundo que nos tocó en suerte y escribir otro, un nuevo mundo. Para poder crear un nuevo mundo primero tenes que decirle adiós al mundo en el que creías que vivías.