Anoche, el elenco de la tira televisiva "Casi ángeles" convocó a unas seis mil fans en el estadio RojiNegro. Allí, durante una hora y media, hilaron canciones con coreografías y despertaron la euforia de sus seguidoras, desde las más pequeñas hasta las de veintipico.
Con mucho menos disimulo, la ansiedad se reprodujo con estallidos de euforia en las más de seis mil almas que anoche poblaron el estadio del Club Colón. Allí el público -compuesto en su gran mayoría por chicas, y sólo algunos exponentes del sexo masculino-, entretuvo con cantos futboleros adaptados a "Teen Angels" la(s) hora(s) de espera que anticiparon a sus ídolos; concepto que atribuyeron -aún sin saberlo- a los artistas con que suspiran y por los que contienen el aliento de lunes a viernes, al atardecer, por televisión. Acaso fue esa vibración irrepetible del haber-estado-ahí, la necesidad interna de hacerlos corpóreos, de verlos cantar y bailar sobre el escenario lo que impulsó los gritos desaforados de nenas y chicas "teen".
Las razones, más simples y reales, se redujeron muchas veces en sólo una -"verlo a Thiago"-, y se volvieron absurdas al comenzar el show. Porque, desde las 21.30 y durante una hora y media, seis mil santafesinas bailaron y gritaron -por "cantaron"- animadas por los ángeles de Cris Morena que transformaron el aire en partículas de emoción.
Magia Teen Angels
Con un show diferente al presentado en el Teatro Gran Rex porteño, los adolescentes de "Casi ángeles" llegaron por primera vez a Santa Fe con un espectáculo particular: aquí la puesta no fue teatral sino musical, y ofreció un completo recital de Teen Angels, grupo formado por los protagonistas. Sobre las tablas Mar (Mariana Espósito), Jaz (Ma. Eugenia Suárez), Rama (Gastón Dalmau), Thiago (Peter Lanzani) y Tacho (Nicolás Riera), compartieron escena con "Man", el grupo que es, en TV, su adversario.
Delante de una gran pantalla lumínica que combinó mensajes con colores e imágenes difusas, los jóvenes artistas cantaron en vivo temas de sus dos placas discográficas y otras que se incluyen en la tira, como la "Canción del ángel rojo" -que no es otra que "Quiero" de Julio iglesias-, y "Father&Son" -cantada por Rod Stewart y Cat Stevens-, que las fans reconocen como dos temas de "Casi ángeles".
Con una banda en vivo -cuya ejecución musical es digna de destacar-, estos ángeles adolescentes recorrieron de arriba a abajo el escenario e hilaron canciones y "coreos" con los desencuentros amorosos que plantean a diario en la tira.
De nada sirvieron las sillas que, en el campo y en la doble bandeja este del estadio, hacían las veces de plateas. Los pasillos fueron túneles entre cuerpos que saltaron sobre ellas en un solo vaivén de brazos unidos a rostros hipnotizados por estrellas de carne y hueso. De las mamás, sólo algunas se animaron a acompañar a sus hijas a los pies del escenario, y otras acercaron a las más chiquitas junto las pantallas ubicadas a cada lado. El resto, tuvieron un espectáculo propio que distó mucho del que disfrutaron las pequeñas: fueron las únicas sentadas que, desde abajo, contemplaron absortas y sonrientes el estallido que brotaba en las caras de sus hijas.
Tras las canciones, los aplausos y la lluvia de papelitos que fue telón de los últimos temas, el estadio se convirtió en sí mismo en escenario. Debajo de las tablas sonó una ovación que fue más fuerte que todos los goles y se hizo oír allí donde quería: en los jóvenes artistas que, abrazados y con una mano en el pecho, soltaron lágrimas y se permitieron llorar de emoción por tanto.